Historia
En Baracaldo, a tres de enero de mil novecientos tres, después de avisados previamente los individuos fundadores de la Agrupación Socialista de Baracaldo, se reunieron a las ocho de la noche, en número de diez y nueve en la casa número 2 de la calle de Arrandi domicilio social de la Sociedad de Oficios Varios, Evaristo Fernández que, convocó a los demás presentes (…) y después de alguna discusión acordaron dar por constituida la citada Agrupación de que toman parte todos los presentes (…)”.
Así reza el acta de constitución de la primera Agrupación Socialista de Baracaldo. Si bien es cierto que no sería hasta la celebración de la primera asamblea general- el 17 de enero a las siete y media de la tarde- en el Centro Obrero, cuando se conformaría el Comité Local bajo la presidencia del citado Fernández, auténtico motor del socialismo barakaldés durante décadas.
La Agrupación nace dentro de un contexto sociopolítico que los historiadores han venido a denominar como Restauración y cuyo alumbramiento se produjo en un entorno geográfico en el que el socialismo vasco suponía un auténtico referente del movimiento obrero a nivel nacional. Un entorno tremendamente hostil para los trabajadores que venidos, en buena medida, de diferentes lugares de España, malvivían junto con sus familias en condiciones paupérrimas. Pésimas condiciones higiénico-sanitarias, bajos salarios, horarios de trabajo agotadores e interminables y carencia de vivienda hicieron que la mecha socialista, inicialmente a través de sociedades de oficio y resistencia, prendieran tempranamente entre los trabajadores barakaldeses.
Y fue la ingente tarea iniciada por un grupo de hombres y mujeres tremendamente concienciados con la clase trabajadora los que permitieron convertir a la Agrupación Socialista de Barakaldo en el auténtico “baluarte” de la clase obrera del municipio. Su sede social se convirtió en “madre y maestra” laica de los baracaldeses, poniendo a su disposición biblioteca pública, salón de actos y café como alternativa a la taberna proletaria tradicional.
A partir de aquí, los avatares del socialismo barakaldés discurrieron parejos a los de la política nacional. Años de compromiso con la clase trabajadora, enfrentamientos tanto con la derecha nacionalista como con la españolista. Luchas internas, divisiones y hasta una escisión comunista en los años veinte. Pese a todo el auge del socialismo barakaldés continúo imparable, incluyendo el período de la dictadura de Primo de Rivera. Período durante el cual, pese a no haber incrementado sus efectivos políticos, supuso una fase de consolidación y cohesión interna, al haber logrado mantener intactas sus estructuras organizativas.
El final de la dictadura y el advenimiento de la República supuso, con altibajos, un incremento de la presencia de los socialistas barakaldeses en la política municipal, que culminaron con la elección del socialista Eustaquio Cañas como alcalde de Barakaldo.
Sin embargo, poco iba a durar esta situación. El estallido de la Guerra Civil, tras el Golpe de Estado del 18 de julio, supuso la incorporación al Ejército de la República de numerosos socialistas barakaldeses. Finalizada la contienda, los socialistas barakaldeses sufrieron, en mayor medida que otras fuerzas políticas del municipio, la represión por parte del nuevo Gobierno del dictador Franco.
Tan sólo quedaba huir o exponerse a las sevicias del nuevo régimen. Pese a todo, el socialismo barakaldés continúo con sus actividades en la clandestinidad, realizando laborales de enlace entre el exterior y el interior del país, participando a partir de los años cincuenta en el incipiente movimiento sindical de Bizkaia y tratando, sin conseguirlo, de minar la salud del régimen franquista en Barakaldo.
Tras la caída de la dictadura, el Partido Socialista se reorganiza y afronta con buenos resultados las primeras elecciones democráticas, llegando a alcanzar el 35% de los votos del municipio.
Y es en este contexto de buena salud política, cuando un grupo de militantes del barrio de Cruces, pertenecientes a la sección Tomás Meabe de Barakaldo, deciden, tras diversas conversaciones mantenidas tanto con la Agrupación Socialista de Barakaldo, como con la Ejecutiva de Bizkaia, constituirse el 9 de septiembre de 1982 en la Agrupación Socialista de Cruces, bajo la dirección de Carlos Casado.
Esta situación continúa vigente en la actualidad bajo el amparo de un Comité Coordinador lleva las riendas del socialismo barakaldés, el cual ha permitido que, desde 1983 hasta la actualidad, el Partido Socialista sea, de manera ininterrumpida, la primera fuerza política de Barakaldo.